Era como un témpano, como el mármol, como la
muerte. Él iba detrás de ella, resbalando en el hielo, tiritando de frío, cargando
su mochila de amor sobre la espalda. Cuando comenzó a sentir hormigueos,
dolores, entumecimientos y su piel se puso muy pálida, decidió salvarse, huyó a
los brazos de mujeres tropicales, mujeres generosas, mujeres con alma.
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