Los dos se enamoraron de la misma mujer, la sedujeron, la amaron y finalmente quisieron acapararla, le dieron a elegir:
—¿Ella o yo?
—¿Él o yo?
—Los amo a los dos -fue la respuesta.
La pareja se miró desconcertada, nunca habían considerado esa alternativa, pero no estaba mal, ya no tendrían que divorciarse.
Dicen que para todo hay solución. Tu relato así parece demostrarlo.
ResponderEliminarUn abrazo, Renate
Con buena voluntad todo se soluciona :)
EliminarAbrazo Ángel!
Y entonces serán felices los tres. Interesante.
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