Hasta el
día de hoy hay cerca de doscientos cadáveres en el Monte Everest, ciento
cincuenta nunca se han encontrado y los accesos a la cima están plagados de
cadáveres visibles – más de cuarenta – que han quedado al aire en el punto exacto
donde cayeron. Los escaladores que suben, van sorteando los cuerpos que han sido
bautizados con nombres, y son usados como puntos de referencia en su ascensión.
Macabro, pero triste y real destino de algunas almas aventureras. Aquí, en el Aconcagua, también hay algunos exhiben su fría eternidad como advertencia a aquellos que continúan realizando el desafío del ascenso...
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