¡Desde el corazón del infierno te hiero! ¡Por odio te escupo mi último aliento!
...Pero soy demóniaco! ¡Soy la locura enardecida!¡Esa feroz locura que sólo se calma para comprenderse a si misma! La profecía afirmaba que yo sería mutilado y ... ¡Si! He perdido esta pierna. Ahora profetizo que mutilaré a mi mutilador. Seré, pues, profeta y ejecutor a la vez.
Esto es más de lo que vosotros, oh grandes dioses, fuisteis nunca."
¡Venid y ved si podéis desviarme de mi propósito! ¡No podéis desviarme […]! El sendero que me conduce a mi propósito fijo tiene raíles de hierro, en donde mi alma está lista para correr. Sobre los inseguros desfiladeros, a través de los estriados corazones de las montañas, bajo cauces torrentosos, me precipito infaliblemente. ¡Nada es un obstáculo! ¡No hay sesgos para el camino de hierro!