sábado, día duro, de aquellos,
me largué a la calle buscando sanación,
no era la cruz colgada desde arriba,
no era el limosnero pidiendo metálico,
no era la exuberante mujer cruzando,
no era el olor nauseabundo de adoquines,
no era la pareja de cómicos reuniendo risas,
no era la calle desatada transpirando rumbos,
no era el predicador vociferando maleficios,
no era ni la antesala de mis recuerdos de tí,
eran tresmilnovecientosnoventa monedas
y está canción
No hay comentarios:
Publicar un comentario