
Jamison no había sido tan cuidadoso, pero Jamison había muerto asesinado.
Bobby,
por supuesto, no tenía manera de saber por qué su padre se comportaba
de esa forma y tampoco pensó en eso mucho tiempo. Todo lo que sabía era
que él y su padre darían una vuelta. Y papá se había colocado incluso el
revólver. Debajo del saco, en la cartuchera de cuero oscuro.
El hombre corpulento cerró el capot, satisfecho con la inspección, y le sonrió al niño.
-Recuerda
-estaba diciendo-, nunca tires nada por la ventanilla. ¿Entendido? No
está bien. Sobre todo cuando papá está manejando rápido por la
autopista. No está bien, Bobby. Podrías pegarle a otro papá en el ojo y
causar un accidente. ¿Entiendes?
Bobby asintió, tirando de la puerta del Impala. seguir leyendo
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