... "Lo que no dicen las novelas es que les tememos a los perros. Los gatos son amistosos y disfrutan de nuestra compañía. La gente los ve extasiados en un rincón y creen que están solos en su mundo; no saben que están con nosotros. Creen que son sus mascotas cuando en realidad son las nuestras. Todo muerto elige un gato, lo visita y lo acaricia. Es para no sentirnos tan solos, ¿sabés? En cambio los perros… La creencia popular es que, en las noches, ladran a la luna y que aúllan de miedo en los velorios o en los cementerios. Mentira. Nos ladran a nosotros, y sus aullidos no son de miedo, sino de furia. Odian nuestra presencia, nuestro olor. ¿No viste cómo se me abalanzó ni bien me acerqué a vos?"
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