Eran laicos, comenzaron a asistir a esa iglesia para prestar su ayuda y no tardaron en descubrir lo que pasaba por las tardes en la sacristía.
Decidieron
cambiar los medicamentos del viejo sacerdote por placebos, lo hicieron durante
días hasta que por fin murió. Se sintieron héroes, a pesar de que nadie llegó a
conocer su hazaña. Eran ángeles de la guarda de todos aquellos niños que
salvaron de la mugre, del pecado y del horror.
No hay comentarios:
Publicar un comentario